Saber leer correctamente una etiqueta nutricional es un conocimiento muy útil, que te ayudará a seleccionar mejor los alimentos que realmente te aportan beneficios, sobre aquellos que solo te ofrecen falsas promesas y poca nutrición.

Te dejo 5 tips rápidos que pueden ayudarte en el proceso de la compra:

1️⃣ No más de 5 ingredientes

2️⃣ El primer ingrediente es el principal componente

3️⃣ El azúcar y la sal no pueden estar entre los primeros ingredientes

4️⃣ Evita las grasas dañinas

5️⃣ Adiós a las harinas refinadas

6️⃣ Descarta ingredientes artificiales

Pero antes de llegar a comprar productos envasados, te sugiero que primero selecciones comida real, sin etiquetas. Frutas, verduras, hortalizas, pescado, carne, huevos, cereales, legumbres, frutos secos, semillas, etc. Sabemos que no están tan adornados, presentados con envases que llaman la atención, ni tienen frases atractivas… pero son los más saludables, te lo garantizo.

Fíjate en el orden de los ingredientes: 

Aparecen de forma decreciente. Lo que encuentras en los primeros lugares es lo que el producto contiene en mayor cantidad. Por tanto, si un pan de molde se vende como de centeno o con granos enteros, esos ingredientes deben estar en el primer lugar, y antes que la harina de trigo refinada (si lleva). De lo contrario, no es integral.

Mejor que la lista sea corta

Si contiene pocos ingredientes se tratará, en general, de un alimento poco procesado y se acercará más a «lo natural”. Los alimentos con un solo ingrediente no están obligados a llevar esta lista.

Que no te den gato por liebre:

Ojo porque que indique un gran aporte en vitaminas no significa que no contenga azúcar o sal. Si, por ejemplo, primero aparecen las grasas, quiere decir que este nutriente es el más abundante.

Ten en cuenta los aditivos que incluye:

Se trata de sustancias que se añaden al alimento para evitar que se eche a perder en un tiempo corto; o para darle sabor, olor, color…

Uno de los inconvenientes para identificarlos es que pueden tener más de una denominación.

Mira las calorías que contiene:

El valor energético se mide por las calorías que aporta cada 100 gr de producto.

Se expresa, primero, en kJ (kilojulios) y luego en kcal (kilocalorías), el valor que más se suele entender.

No es lo más importante, ya que las calorías son la suma de la energía que aportan 3 nutrientes (grasas, proteínas e hidratos), por lo que este dato de forma aislada no ayuda a valorar el alimento.

A igual número de calorías, dos productos pueden ser muy distintos: uno de ellos podría ser rico en azúcares, y el otro un producto integral.

Recuerda que mirar solo las calorías es un error. Es más útil fijarse en que no lleve muchas grasas saturadas y azúcares, que suelen ser abundantes en los productos procesados.

Fíjate en los hidratos o azúcares:

La ingesta de carbohidratos no debe superar el 55% de la energía de los alimentos.

Vigila con la cantidad de grasas que contiene:

El 30% de las calorías que tomas a diario debes obtenerlo de las grasas (porque tus tejidos y células las necesitan), pero no más: son unos 66-77 g.

No te olvides de mirar la sal: 

Es obligado indicar la cantidad de sal (antes podía aparecer solo sodio) y así es más fácil no superar los 5 g diarios.